21.5.07

La Tecnocultura

Todos los días, alguna noticia referida a las nuevas formas de comunicación ocupa lugar en los viejos y nuevos soportes del periodismo. De alguna manera, más que nunca, los medios se han vuelto metamediáticos, como si hacer públicos los disparadores de sus propias estrategias de aggiornamiento fuese una carta de presentación necesaria para un consumidor que también se está formando.Este interés también se hace ver en aluviones de estadísticas y tendencias que incitan estos números, generalmente elocuentes. Vivimos en un país donde la tecnología cotiza en moneda extranjera, hay 30 millones de líneas de celulares en uso (esto es, 8 por cada 10 habitantes; y se espera que haya una línea por persona para el 2008) y el 30% de la población está conectada a Internet. Pero uno de cada cuatro hogares es pobre (el 24,7%, según la última medición del INDEC).Las empresas que venden tecnologías saben que tienen un grupo fiel de consumidores e intentan acercarse a cada vez más gente, lo cual implica acercarse a los sectores con menos recursos. Nos interesa hacer un plano detalle en diversos casos que puedan ponerle cara e historia a esas estadísticas. Llevar adelante un registro de esta Revolución Tecnológica que se vive cotidianamente, ver lo macro en lo micro, descubrir las acciones individuales detrás del fenómeno. La tecnología hoy influye y modifica la vida de las personas generando una cultura propia y actual, que crece desde su autonomía: la Tecnocultura.Sabemos del voraz aumento del consumo de celulares, de la proliferación de locales con acceso a Internet (una característica que comparten varios países de Latinoamérica, a diferencia de los europeos), de la sed opinóloga de la generación que entró en la adolescencia con la existencia de una red de información virtual, y de su ímpetu de autoexposición, facilitado por estos soportes (blogs y fotologs), y por el uso de cámaras digitales.Esta popularización de Internet también ha logrado en esta generación un tinte autodidacta y una formación paralela no oficial, que incluye manejo de lenguaje básico de otros idiomas y tips informáticos no tan sencillos: el trámite de bajar música que acaba de editarse en cualquier lugar del mundo sólo necesita de dos horas en un cyber y dos pesos en el bolsillo. Y es habitual que esa música se escuche después en un reproductor de MP3 que, con precios que van de lo disparatadamente caro a lo muy accesible, anegaron el mercado convirtiéndose en un ítem obligatorio para jóvenes en los últimos años. Esta es una diferencia fundamental y un puntapié interesante para una democratización del acceso a un tipo de información, cosa que no ocurre en un país subdesarrollado con la educación tradicional, entre otras cosas.En cuanto a consumo de tecnología, los límites entre las clases sociales son más difusos: todos pueden bajarse un disco importado, todos pueden chatear y tener su fotolog y, como se ha visto en esfuerzos de diversos referentes políticos, disminuir “la brecha digital” parece ser uno de los objetivos (con la campaña “One Laptop per child” entre sus prioridades). Claro que esto oculta brutales diferencias existentes, pero sugiere nuevos puntos de homologación que antes no existían, generando otro tipo de excluidos, que ya no están relacionados –o al menos no siempre- con la falta de trabajo, de dinero, de salud o de educación.Al mismo tiempo, los programas más masivos de la televisión incluyeron la tecnología SMS en sus concursos, así como la enorme cantidad de programas del tipo Call TV, aportando a una masificación rotunda de esta tecnología (Tinelli, Gran Hermano, etcétera).Nos proponemos entonces conocer y mostrar historias que den testimonios de un cambio de patrón que afecta a todos, donde lo generacional y lo económico se cruzan de un manera más lábil que como lo veníamos conociendo. Así como hay adultos fascinados con la Playstation (el fenómeno kiddult, que muestra hasta qué punto los consumos culturales ya no pueden fraccionarse tan fácilmente en franjas etarias), también hay jóvenes desempleados que eligen gastar lo poco que tienen en un cyber, familias de bajos recursos que acceden más fácilmente a un celular que a una línea de teléfono fija u hogares de chapa y cartón que ostentan antenas de televisión satelital. De esta manera, todos ellos se transforman de lleno e involuntariamente en los artífices de esta Revolución Tecnológica.

2 comentarios:

Lusmala dijo...

y vos? nunca hiciste el post del viernes pasado...una vez que salimos porai...te habrás aburrido??

Penny Lane dijo...

jajaja naba
como me voy a aburrir?!?!
tenemos q ir mas seguido asi completo la coleccion de vasos...
hoy lo hago..